Under Mafia Protection by chavonthe

Capítulo 0171 

Cuando Silvia se despertó sobresaltada, estaba empapada por completo en sudor y temblando por todo el cuerpo. En la tenue luz de la habitación contigua de acompañamiento, Julio ya había corrido hacia ella, y su corazón tenso se relajó un poco al ver que ella estaba bien. 

-¿Qué pasó?-le preguntó él. 

Los ojos de Silvia se enrojecieron al instante. 

-Soné que moría. 

La sensación fue extraordinariamente real. La mención de la muerte tocó una cuerda oculta en Julio, y se acercó delicadamente para abrazar a Silvia, acariciando con suavidad su espalda mientras intentaba que su voz sonara más suave. 

-No has muerto, estoy aquí -le dijo después de un breve momento. 

-No tengas miedo. 

Silvia tardó en volver de su pesadilla a la realidad. Levantó la cabeza instintivamente para mirar a Julio, pero la luz era demasiado tenue para distinguir su rostro. 

-Gracias 

le dijo ella en voz baja, luego retiró cort cuidado la mano de Julio y se volvió a 

acostar en la cama. 

La suave cortesía y la distancia de ella hicieron que Julio se sintiera muy incómodo. Esta vez, en lugar de regresar de nuevo a la habitación contigua, directamente abrió las mantas y se acostó al lado de Silvia, abrazándola. 

Silvia se quedó rígida de repente, y luego lo escuchó decir con voz grave: 

-Si tienes algún problema, en realidad puedes decirmelo. 

Un fuerte nudo se formó en la garganta de Silvia. Afuera, el viento comenzó a rugir y la lluvia caía torrencialmente. Lo que antes era un día muy caluroso, ahora se había vuelto más fresco debido a la repentina lluvia. 

Silvia al principio tenía muchísimo miedo, pero ahora, al ser abrazada por él, se sintió un poco más tranquila. Ella recordaba que Julio tenía un ligero caso de germofobia; después de tres años de matrimonio, nunca la había abrazado antes. Pero ahora, todo era diferente. 

-¿Aún me odias, Julio? 

La mano de él que la abrazaba se tensó un poco. Antes de que pudiera responder, Silvia murmuro de nuevo: 

-No entiendo… 

Julio sintió un fuerte nudo en la garganta y no pudo pronunciar ni una sola palabra. 

¿Acaso las personas no pueden cambiar? El tampoco sabía realmente qué le pasaba… No sentía que tuviera emociones hacia Silvia, solo sentía que sería molesto volver a conocer a otra persona. Simplemente tenia miedo de que ella en verdad muriera. 

Después de un largo rato, Julio le preguntó en respuesta: 

Si nos divorciáramos, ¿te casarías con Luis? 

Silvia negó con la cabeza. 

-No lo sé. 

Pero en su corazón, ella quería vivir en realidad una vida libre, sin ser atada por el título de señora de la familia Ferrer. Ahora tenía un trabajo que amaba y dos hijos; ya no era la misma mujer que solo tenia ojos para Julio, que solo vivía por el amor de él. 

-¿Y si ahora mismo te dejo ir? ¿Estarías bien con eso?-le dijo Julio de 

Un destello de esperanza brilló en los bellos ojos de Silvia. 

-Si pudieras, te estaría agradecida. 

repente. 

Julio soltó de inmediato la mano que la abrazaba, con un dejo de sarcasmo en sus ojos. 

-Vaya, ¡cómo te atreves a soñar! 

Una sola frase destrozó todas las esperanzas de Silvia, solo entonces comprendió que Julio acababa de jugar con ella. 

-¿Qué piensas de mí? 

-Lo que 

tú pienses de mi, así pensaré de ti–respondió Julio. 

Fingir la muerte, desaparecer de repente, y ahora tener un hijo… Julio odiaba tanto a Luis que deseaba despedazarlo en mil pedazos, entonces ¿cómo podría siquiera permitir que Silvia se fuera con él? Content © provided by NôvelDrama.Org.

-Espero que recuerdes muy bien una cosa: nunca le dejo mi mujer a los demás. 

Esa noche, ninguno de los dos durmió bien. 

Mientras tanto, en la residencia de Natalia, ella recibió la noticia de que Silvia había sufrido un accidente de coche, pero no había muerto. 

En ese momento, recibió una llamada telefónica. Al contestar, escuchó la voz de Mateo: -Natalia, por favor, ayúdame. Estoy afuera ahora mismo, me he estado escondiendo. 

Los ojos de Natalia se estrecharon de inmediato. 

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-¿A dónde estás escondido ahora? 

Mateo le dio la dirección. 

Sin decir una sola palabra más, Natalia envió al instante la dirección a la policia. 

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