¿Tuvimos un hijo

Capitulo 86



Capitulo 86

Capítulo 86

En ese momento, la mirada de Elías se dirigió directo a los labios de Anastasia, como si fuera parte de su instinto; sus labios eran gruesos y suaves, los cuales envi aban una señal que atraía al hombre a acercarse. Mientras tanto, ella se encontraba en el proceso de le er las noticias más recientes cuando sintió la presencia de unos ojos que la observaban para luego volte ar su mirada, la cual chocó directo con la de Elías. Ella fue tomada por sorpresa cuando pudo presentir lo que él estaba pensando. This content © Nôv/elDr(a)m/a.Org.

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–Ya es hora, ivamos! – Anastasia guardó su celular y salió del auto. Al mismo tiempo, la lujuriosa mirada de Elías se desvaneció antes de que saliera del auto y se dirigiera hacia el jardin de niños junto a ella. Ahí, las dos jóvenes mae stras que se encontraban dando direcciones a la entrada al jardín de niños quedaron perplejas cuando v ieron a la pareja que se dirigia hacia ellas. El hombre que caminaba junto a Anastasia emanaba un aura de nobleza y arrogancia No importab a que el solo estuviera vestido con una camisa blanca de vestir con unos pantalones negros, su simple estatura de 1.88 metros lo hacía aparentar como si perteneciera a la realeza.

«¿Es esta la definición de perfección? Oh por Dios, ces ese el papá de Alejandro? Qué hombre tan apu esto!».

–Señorita Torres, ¿acaso él es el padre de Alejandro? – Una de las maestras preguntó por curiosidad.

–Eh… —Anastasia apachurró los labios.

–Sí. Yo soy su padre –admitió el hombre que estaba a su lado con una voz profunda.

– Por favor, pasen. La actividad comenzará dentro de poco. — Las maestras le dieron unos cuantos vista zos más a Elias.

«iSanto cielo! ¡No cabe duda de que la madre de Alejandro debe de estar disfrutando de la vista! Debe de ser lindo casarse con un hombre tan apuesto y también tener un hijo tan guapo».

–iAlejandro y su padre se parecen mucho entre sí! — agregó una de las maestras. Sin embargo, Anastasia se quedó sin palabras cuando e scuchó a la maestra.

méEs en serio? ¿Cómo puede ser que mi hijo tenga algún parecido con este hombre? ¿Será que todas l as personas apuestas se parecen? Aun así, es imposible parecerse tanto que incluso los desconocidos piensen que parecen como padre e hijo, ¿no?».

El programa sería llevado a cabo en el campo del jardín de niños, por lo que construyeron un escenario con sillas para los padres. Anastasia había inscrito a Alejandro en un jardín de niños común y corriente, así que se podía comprender que el tipo de equipo utilizado estuviera un poco desgastado. En ese mom ento, los niños salieron uno por uno mientras que sostenían el rincón de la camisa de la persona que est aba delante de ellos. Todos los niños lucían adorables y felices mientras que sus rostros se iluminaban c on orgullo cuando vieron a sus padres; Alejandro mostró una sonrisa que demostraba sus dientes cuand o vio a las personas que él anticipaba, luego Elias sacudió su mano en el aire para saludarlo.

La presencia de Elías no solo era como un regalo para las maestras en ese instante, sino que

también era un dulce deleite para todas las madres jóvenes. Cada una de ellas lo miraba fijamente y sin disimular, como si pudieran adueñarse

de él si se le quedaban viendo lo suficiente y por cierto tiempo; incluso los padres empezaron a escanea rlo de pies a cabeza mientras que opinaban en sus cabezas:

«¿ Qué tan injusto puede ser que este hombre obtenga todos los beneficios cuando todos somos varones? ¿Cómo p tiempo que luzca con elegancia, inteligencia y riqueza?».

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A pesar de todo eso, Elías tenía sus brazos cruzados con gracia antes de que su mirada cayera sobre Al

terce grado, todos los niños aparecieron como adorables angeles para que luego entraran bailando los d al escenario antes de que algunos de ellos empezaran a llorar, lo cual hizo que algunos de los padres qu poco. Cuando ella levantó la mirada y chocó con los ojos de Elías, el cual se encontraba sentado a un lado de ella, de repente se percató de que el tenía un aspecto gentil en ese r

—Muy bien, queremos que nuestros padres de familia se cambien a los atuendos que preparamos para las actividades de más adelante porque nuestras Después de que consiguieron los atuendos, todos, eso incluía a Elias, fueron al lavabo para cambiarse. T


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