Capítulo 262
Capítulo262
Pronto, las cuerdas de sus extremidades se desataron y su cuerpo cayó en un cálido y generoso abrazo.
-Bella, ¿estás bien?
La tranquilizadora voz de Pedro la hizo levantar la mirada.
Frente a ella, vio el rostro apuesto y severo del hombre, sus ojos negros destellando un atisbo de preocupación.
-¿Hermano Pedro? -murmuró Bella con incertidumbre.
Pedro contempló a la mujer ante él, el cabello revuelto, las mejillas encendidas y dos claras marcas en la piel.
Pero sus labios seguían siendo de un rojo intenso, y su cuerpo cálido al tacto; su voz, suave y
melosa.
Era evidente que había sufrido, y que algo indebido le había sido administrado.
Una oleada de furia homicida se apoderó de Pedro. ¡Cómo se había atrevido Luis a hacer algo así a Bella!
-Director Romero, ¡Luis escapó en el caos! -informó Miguel.
-¡Que lo busquen, que den vuelta la montaña entera si es necesario! -ordenó Pedro en tono, gélido.
Bella se encogió asustada, refugiándose en el pecho de Pedro.
-Director, déjeme encargarme de esto. Lleve a la señora al hospital. -intervino Miguel.
Sin vacilar, Pedro cargó a la aturdida Bella y la llevó al hospital más cercano.
Los médicos confirmaron que, salvo las marcas en el rostro y las muñecas, no tenía otras lesiones.
Sin embargo, su estado mental sugería la ingesta de algún tipo de droga alucinógena.
Un médico dijo: -No es aconsejable someterla a un lavado gástrico en este momento, solo causaría más sufrimiento.
-Generalmente, estos alucinógenos no dejan secuelas, así que puede llevarla a descansar a un lugar tranquilo y observar su evolución. -indicó el médico.
Dado
que
Villa Dragón quedaba demasiado lejos, Pedro se hospedó con Bella en un hotel cercano al hospital. All content is property © NôvelDrama.Org.
Por si requería atención médica de emergencia.
Después de acostarla, Pedro estaba a punto de conseguirle una toalla para limpiarse la cara, pero Bella abrazó su enorme cintura y se atragantó. Bella se aferró con fuerza a él, sollozando: -Hermano Pedro, no te vayas…
El médico había explicado que los alucinógenos alteran la percepción del tiempo y el espacio;
Bella debía estar experimentando alguna clase de ilusión.
Cuando la vio que no quería soltarlo, Pedro simplemente se sentó en la cama con Bella.
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Bella se acurrucó de inmediato en su regazo, apretando su ardiente mejilla contra la piel algo fría de él.
-Hermano Pedro, ya casi ha pasado un año, por fin has venido a verme. ¿Lo has averiguado ya? ¿Resulta que no fui el responsable?
Bella susurró en voz Baja: -La gente de aquí es muy feroz, ya no quiero quedarme más. Por favor, llévame de vuelta a casa…
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Aunque no sabía de qué hablaba Bella, Pedro sintió una punzada de compasión sin razón aparente.
Besó la frente de Bella y le dijo: -Descansa, ya todo está bien.
Bella sintió la humedad de una gota cayendo sobre su frente. Abrió los ojos con fuerza y levantó la cabeza para ver a Pedro frente a ella.
La mirada confusa que tenía se volvió de pronto excitada, y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. —¡Hermano Pedro, de verdad has venido a verme! ¿Ya has aclarado todo? ¡No tuve nada que ver con eso!
Pedro la miró con una expresión de pesar y asintió con la cabeza.
Bella vio los ojos de disculpa de Pedro y se sintió aliviada: -Hermano Pedro, con tal de que hayas descubierto la verdad, no importa que me hayas encerrado aquí…
Bella dijo mientras acariciaba suavemente el entrecejo fruncido de Pedro. -Ya que se ha aclarado todo, ¿significa que ahora puedes quererme?
Al sentir el calor de sus dedos en la piel, Pedro se estremeció involuntariamente y volvió a asentir con la cabeza, diciendo en voz baja: —Sí, puedo.
-Mmm… -Bella se acurrucó en su pecho y rompió a llorar-. Hermano Pedro, por fin te has enamorado de mí. Estoy tan feliz… Abrázame, para saber que no es un sueño…