Capítulo 191
Capitulo 191: Venganza es Dulce
Valentina cruzaba el lugar, mientras Luna miraba en todas direcciones, pero no lograba ver a
Valentina por ninguna parte.
-¡Maldición! ¿Para qué me citó aqui? -murmuró Luna con frustración.
Solo habla venido por temor a que Valentina hablara mal de ella delante de Michael. Pero tras solo dos minutos de espera, Luna ya estaba impaciente.
-Esperaré un minuto más, si no llega, no será mi culpa -Luna fijó su mirada en el reloj de su
teléfono.
Justo cuando terminaba su frase, una voz surgió detrás de ella:
-¡Aquí estoy! -exclamó Valentina con una sonrisa. Al hablar, levantó su pie y propinó una fuerte
patada en el trasero de Luna. Exclusive © content by N(ô)ve/l/Drama.Org.
-¡Ah…!
Luna no tuvo tiempo de reaccionar. Impulsada por la fuerza de la patada, tropezó hacia adelante y cayó de bruces en la fuente de los deseos.
-¡Cof, cof, cof!
Luna, completamente empapada y habiendo tragado agua, se puso de pie en la fuente, furiosa y avergonzada, y encaró a Valentina.
-¡Valentina, qué haces!
-¿Qué hago? Piensa bien lo que hiciste ayer y sabrás qué hago -respondió Valentina con una
sonrisa fría.
Su mirada estaba fija en Luna, quien mostraba una pizca de culpabilidad en sus ojos. Sabía que había sido ella quien había avivado la situación en la familia Bennett la noche anterior. Pero rápidamente, Luna intentó desentenderse:
-Valentina, no me calumnies, ellas te desprecian y querían ponerte en tu lugar…
-¿Ah si? ¿Desprecio?
-Luna, puedes seguir incitándolas. Si continúan despreciándome, que vengan a buscarme.
En ese momento, Valentina, sin mirar atrás, se alejó. La escena habla sido observada por Michael desde no muy lejos. En solo unos minutos, su rostro reflejó una mezcla de emociones.
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Cuando Valentina se fue, Michael finalmente reaccionó. No era tonto, aunque no podia escuchar
lo que decian, intuyó que Luna estaba involucrada en el incidente de la noche anterior con
Valentina.
Entonces, ¿Valentina estaba vengándose?
Michael soltó una risa baja.
Luna, furiosa y avergonzada, atrajo la atención de los transeuntes alrededor de la fuente. Temiendo hacer el ridiculo, salió rápidamente de la fuente, se dirigió a un centro comercial y
compró ropa nueva para cambiarse.
Aunque se habla limpiado, su resentimiento seguia creciendo.
-¡Valentina, me las pagarás! -masculló Luna, mientras su teléfono mojado dejaba de funcionar.
No tuvo más opción que tomar un taxi hacia la familia Lancaster.
Penso que no encontraria a Aitana, pero para su sorpresa, la vio bajar las escaleras apenas entró.
El corazón de Luna se llenó de alegría al verla y se acercó con una sonrisa.
-¡Aitana, has vuelto, finalmente has vuelto!
Abrazando emocionada a Aitana, pensó en Valentina y dijo con rencor:
-Aitana, Valentina ha ido demasiado lejos…
Narró exageradamente los eventos de la noche anterior y los de ese día, intentando convencer a
Aitana de confrontar a Valentina.
Aitana escuchaba en silencio, aunque parecía distraída.
-Aitana, ¿qué te pasa? Hoy te noto extraña -Luna percibió su anormalidad.
-No, nada. Es que Valentina… -al mencionar a Valentina, Aitana mostró un destello de temor en
su mirada.
En estos días, ella y su madre habían visitado San Miguel de Allende, donde encontraron a
Ariadna.
De Ariadna, aunque no estaban seguras, casi podían afirmar que Estrella podria ser realmente la
hija de la familia Valenzuela.
¡Si Estrella era hija de la familia Valenzuela, entonces Valentina no sería una nieta adoptada, sino
una verdadera señorita Valenzuela!
¡Eso era inaceptable!
Aitana se sentia extremadamente frustrada por dentro.
*15 BONOS
Este descubrimiento no podía contárselo a nadie, incluso debla evitar cualquier posibilidad que pudiera revelar este secreto.
Aitana, mirando a Luna, ocultaba sus cálculos:
-Luna, no te enfrentes a Valentina, ella es la niña mimada del destino, en todo te supera, y todos pondrán sus ojos en ella, eso es algo que nadie puede cambiar.
Aitana decia esto precisamente porque conocía muy bien a Luna.
Desde pequeña, Luna vivió a la sombra de Valentina. Cuando se llevaban bien, Luna escondia sus celos, pero desde aquella noche en el bar Noche Estelar, cuando le pusieron algo en la bebida a Valentina, se rompió su relación y la calma desapareció.
Ahora, Luna no soportaba ver a Valentina feliz.
Como se esperaba, Luna respondió con desdén:
-¿Qué tiene ella de bueno? Aiti, tú eres mucho mejor que ella en todos los aspectos, ¿por qué crees que el señor Rodríguez te eligió a ti y no a ella?
Pero esas palabras solo hirieron a Aitana.
Recordando la humillación del dia que rompió su compromiso, se sentía como si tuviera una
espina clavada en el corazón.
Preocupada de que Luna supiera de su ruptura con Noah y que eso afectara su control sobre ella.
Aitana tenía que aguantarse. De repente, como si se le ocurriera algo, Aitana miró a Luna.
-Luna, sé que no puedes tragarte este desaire, pero hay maneras de vengarse.
-¿Qué maneras? -preguntó Luna impaciente.
Aitana le hizo una señal con el dedo, Luna se acercó y Aitana comenzó a susurrarle en el oido un
plan contra Valentina, mientras en sus ojos se encendia un brillo malévolo.
Por la noche, Alonso llevó a Valentina de vuelta a la Villa Valenzuela.
Esa noche, la Villa Valenzuela estaba iluminada como siempre.
Pero al entrar, Valentina sintió que algo no estaba bien.
Donde pasaba Valentina, los sirvientes de Federico se detenian, saludándola con respeto:
-Señorita Valen…
Parecía haber mucha gente en el edificio principal.
-¿Tenemos invitados? -preguntó Valentina mirando a Alonso.
Alonso solo sonrió sin decir nada. Al entrar, Valentina sintió innumerables miradas sobre ella.
Esas miradas pertenecían a personas con las que se habla cruzado la noche anterior.
No solo estaban ellos, sino también varios adultos, incluso Ethan, Siobhan y Elara.
-Valen, ven, siéntate aqui -la llamó don Raúl.
Valentina se quedó parada, sorprendida. En la sala, solo don Raúl estaba sentado, los demás de
pie, como si fueran jóvenes siendo reprendidos.
-¿Qué esperas? Ven aqui -urgió don Raúl.
Antes de que Valentina entrara, don Raúl parecia severo y enfadado, pero su mirada se suavizó
solo para ella.
Valentina forzó una sonrisa y se sentó junto a don Raúl.
-Abuelo, ¿ellos…?
Con un simple «abuelo» de Valentina, hasta Ethan se estremeció, y los demás palidecieron.
Antes de que don Raúl pudiera hablar, Ethan se adelantó con una sonrisa, empezando a disculparse:
-Señorita Valen, sobre lo de anoche, realmente no estuve a la altura. Fue un gran error, espero que no lo tome a mal…
Valentina: ¿Habían venido a disculparse? ¿Se enteraron de que es la hueva nieta de don Raúl y por eso vinieron? ¿O el abuelo había hecho algo por ella?
Esta sensación de ser protegida llenó a Valentina de calidez. Valentina miró a don Raúl.
-Abuelo…