Capítulo 173
Capitulo 173: Vengo a Llevarte a Casa
Ante esta pregunta, Carmen se paralizó.
-¿A qué te refieres con que no tiene nada que ver contigo?
Valentina preguntó de nuevo. Carmen parpadeo, y de repente cambió su miedo anterior.
-¿Qué he dicho? ¡No dije nada!
-Ese dia en el crucero, recuerdo que tú también estabas alli–dijo Valentina con calma-. ¿No
tuviste ninguna interacción con Damián?
Como si hubiera sido atrapada, Carmen no sabia de dónde sacó la fuerza, pero se liberó
bruscamente de Valentina.
-¿Qué interacción? Aunque estuve, no tuve ningún trato con el señor Hamilton.
-¿De verdad?
Valentina no le creia. Una reacción tan grande solo podía significar que tenia la conciencia
culpable. Pero conseguir que confesara algo seria dificil.
Valentina levantó ligeramente las cejas y dijo:
-Bueno, si dices que no hubo nada, entonces te creo, jadiós!
Valentina le saludó con la mano y se fue sonriendo. Carmen, sin embargo, seguía atónita. Penso que Valentina seguiria insistiendo, pero se fue así de fácil. Pensando en algo, Carmen rápidamente sacó
su teléfono, viendo varios números desconocidos, supo que era Aitana y rápidamente devolvió la llamada. En cuanto se conectó, Carmen dijo ansiosamente.
-¡Valentina… no está muerta!
No solo no estaba muerta, sino que por lo visto, tampoco parecía haber sido lastimada por
Damián.
Aitana no se sorprendió.
-Solo quería decirte que te equivocaste, alguien está investigando lo que pasó esa noche, ten
cuidado.
Tras decir esto, Aitana colgó.
Carmen, sosteniendo su teléfono, se sentía extremadamente culpable. Poco a poco, empezó a inquietarse. Con una mirada inestable, Carmen rápidamente se arregló y salió apresuradamente
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del baño. This content provided by N(o)velDrama].[Org.
Valentina regresó a la joyeria del Grupo Valenzuela y Alonso ya había vuelto.
-Hermano, ¿me buscabas?
Esa noche Alonso la habia salvado, y Valentina ya no se sentia incómoda al llamarlo hermano». Sentia una profunda gratitud hacia Alonso por haberle salvado la vida. Alonso, por supuesto, no le diria que solo habia inventado una excusa para evitar que Valentina y Lucia se acercaran demasiado.
-Hay algo en lo que necesito tu ayuda, ¿no te negarás, verdad?
-Por supuesto que no, si está en mis manos, lo haré sin dudar.
Valentina justo estaba pensando cómo agradecer a Alonso, y esto le daba la oportunidad.
-¿En qué puedo ayudar? -preguntó Valentina, incapaz de contener su curiosidad.
-Ven conmigo.
Alonso le echo un vistazo a Valentina y la llevó a su oficina.
-Dentro de tres meses será el gran cumpleaños del abuelo Raúl, y me gustaría encargar un traje especial para él. Si la señorita F pudiera diseñarlo, sería perfecto.
-¿El gran cumpleaños del abuelo?
Valentina no pudo ocultar su sorpresa. Naturalmente, ella también debería preparar un regalo
para el gran cumpleaños del abuelo Raúl, y el encargo de Alonso…
-Tranquilo, diseñaré un traje único para el abuelo -Valentina asintió en acuerdo.
Alonso echó un vistazo al ordenador de la oficina.
-Entonces… ¿empezamos ahora?
Valentina: «¿Tan pronto? ¡Está bien!»
De todos modos, hoy no iría a Starlight Joyas, asi que diseñar el traje aquí tampoco está mal.
Durante el tiempo siguiente, Valentina permaneció en su oficina. En otra, Alonso se dedicaba
personalmente a planear la liquidación del Grupo García Inmobiliario.
-Señor, parece que hay gente también vigilando los negocios del Grupo Garcia–informó el
asistente de Alonso
Alonso frunció el ceño, pero pronto una chispa de comprensión brilló en sus ojos.
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-No importa, hagamos lo nuestro.
Santiago también debla estar observando a la familia Garcia. Si se confirmaba que Carmen estaba involucrada en aquel incidente nocturno, tanto él como Santiago actuarian sin dudarlo. La familia Garcia, enfrentándose a la Corporación Mendoza y al Grupo Valenzuela, podria desmoronarse en una sola noche.
-¿Y Carmen?-preguntó Alonso con voz grave.
-Señor, escuche esto….
El asistente sacó una grabadora. En ella, se oia la conversación reciente de Carmen con unas amigas en una cafetería. Esa misma grabación también había llegado a oidos de Santiago. Sin embargo, a pesar de las sospechas que generaba, no había pruebas concluyentes contra Carmen.
-Don, ¿deberíamos tomar medidas? -propuso Thiago.
Santiago, jugueteando con una moneda entre sus dedos, guardó silencio un momento antes de
responder lacónicamente:
-Si.
-Entendido.
Thiago sabía exactamente qué hacer con una sola palabra de Santiago. Mientras tanto, Carmen, tras salir del centro comercial, se apresuró a casa. Conduciendo, no podía dejar de pensar en lo ocurrido aquella noche en el crucero, convenciéndose de que, aunque alguien la hubiera visto con Damián, no habis
pruebas concretas. Pero la inquietud no la abandonaba.
Distraída, Carmen no vio un coche que se acercaba repentinamente. Reaccionó instintivamente.
pero perdió el control y su coche se estrelló contra la barrera de seguridad. Sangrando y aturdida, apenas registró cómo el otro vehículo se alejaba discretamente.
Thiago, alertado por sus hombres, recibió la noticia:
-Carmen ha tenido un accidente.
-¿Accidente? ¿Y ella?
Al mismo tiempo, el asistente de Alonso recibia la misma información.
-Señor, Carmen ha tenido un accidente y está en el hospital, aún desconocemos la gravedad de sus heridas.
Alonso, incierto de si el accidente tenía relación con Santiago, echó un vistazo a Valentina,
absorta en sus dibujos en la oficina contigua.
-Si él está en movimiento, esperemos noticias -decidió Alonso.
Su prioridad era acompañar a Valentina. Al caer la tarde, decidió llevarla a casa. Justo cuando estaban por subir al coche, Alonso recibió una llamada de Santiago. Tras una breve duda,
contestó.
-Tengo algo importante que decirte…
Alonso, pensando en Carmen y no queriendo involucrar a Valentina, se alejó un poco.
-¿Qué pasa? -preguntó Alonso, dándole la espalda a Valentina,
No vio a alguien acercarse a Valentina, ni sospechó de la sonrisa en el rostro de Santiago al otro lado de la linea.
-¡Qué ingenuo eres! -exclamó Santiago antes de colgar.
En ese momento, una mano firme agarró la muñeca de Valentina. Sobresaltada, ella se giró para encontrarse con una mirada inesperadamente tierna.
-Vengo a llevarte a casa -dijo Santiago suavemente.
Antes de que Valentina pudiera reaccionar, la arrastró rápidamente hacia la multitud, como si estuvieran huyendo de alguien. Alonso, al darse vuelta, ya no pudo verla.
Consciente del engaño, maldijo en voz baja y salió tras ellos.